sábado, 26 de noviembre de 2011

¡Por nosotras!

¡chin, chin!

Pues, ¿sabes qué, Vir?, que yo sí voy a escribir de ellas. De nosotras. ¡Olé! Y no lo hago porque solo nos acordemos de las mujeres que sufren una vez al año -creedme que yo por lo menos lo hago más a menudo-. Tampoco es porque me interese escribir sobre el "tema del día". Para eso ya hago los "tales días como hoy", y ando muy puesta en efemérides. Lo hago porque nosotras somos lo más, porque lo valemos, y porque no soporto el cinismo de muchos -y desgraciadamente de muchas- frente a nosotras. 

Que si tenemos maldad, que si somos retorcidas, que si conspiramos... ¡venga ya!, lo que somos es INTELIGENTES. Y lo que es triste es que muchas veces el "odio" va de unas a otras. Como rivales. Como si haber permanecido en la sombra durante siglos ya no fuese motivo de admiración de unas hacia otras cuando alguna destaca. Y no, yo por ahí no paso.


En fin, Vir, tu algún día serás presidenta. Y me alegraré por ti. Y te admiraré más aún -si cabe- de lo que ya lo hago. Al igual que espero que tú algún día te alegres por mí cuando

viernes, 25 de noviembre de 2011

Apatrullando La Sagra


Podría escribir sobre ellas. Como casi todo el mundo. Parece ser que hoy es su día. Yo no lo creo así. Por eso no voy a escribir sobre ellas. Porque a mi ellas me importan todo el año. Porque lo que yo quisiera es que ellas nunca hubiesen existido. Porque lo que yo he soñado es que ellos jamás las inventaron. Pero mi sueño se convierte en pesadilla, y existen. Existen hoy, mañana y ayer. No… me niego a escribir hoy día 25 sobre ellas, porque algo de mí siempre lleva el color morado. Por eso y por más cosas, hoy día 25 yo prefiero escribir de mi gusto por conducir.

Sí, me gusta conducir. Y no, no tengo un BMW. Pero para que lo quiero si tengo un Opel Astra del año 1998, color verde –que te quiero verde- con más de 300.000 km. Y que en estos momentos descansa en el garaje cubierto por una capa de polvo de 10 centímetros aproximadamente en el exterior y una más fina en el interior. Pues sí, aún así –ya que de esto último tiene la culpa la abajo firmante-, me gusta conducir. Es más, me gusta conducirlo.
Mi coche cumple muchas funciones en mi vida. Muchas de ellas de importancia vital. Mi coche es mi segundo armario. En él me esperan siempre los zapatos que necesito después de una noche con tacones. Con dolor en los talones. En él me esperan chaquetas para que no pase frio. O para que no lo pasen mis amigas. Y también, medias… por si las moscas. O por si las uñas.

domingo, 20 de noviembre de 2011

What should I drink?

What should I drink?


Disculpad mi ausencia o no presencia durante esta semana de último esfuerzo de campaña electoral, reflexión y voto. Demasiadas cosas que hacer, además de las mías propias, de mujer de la vida cotidiana; y así, claro, estoy que me vuelvo loca.

Y entre curro y curro, entre clase y clase de francés y entre reflexión y reflexión, a mí no me falta música. Eso never. Antes muerta. Que no que sencilla. Esa música la dejamos para las ferias, que en este país abundan, y mejor me pongo algo más serio, más bailable, más rockero, más molón. Y a una buena música, ¿que le acompaña? pues una buena copa. Cierto es que mi favorita es mi Gintonic, mi Ginger. A las 2 o la hora que sea menester, tampoco vamos a ponernos exquisitos, pero a un buen cóctel, tampoco se le hacen ascos. Lo curioso es que mi rechazo a la cerveza aflora en sentido proporcionalmente inverso al que se me recomienda. Esto es, en lenguaje llano: a más recomendación, más asco me da.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Vir camina hacia el poder



Hoy, una vez más en este año que tan poco me gusta, repito aquello de que es el último día de campaña electoral. Lo repito, porque en realidad lo es. Mañana toca reflexión. Pasado ejercer un derecho. O no. Libertad. Y esta campaña, al igual que la anterior, no ha cambiado mi intención de voto. Pero también ha cambiado… mis sueños. O my dreams que son más chic.

Yo, a día de hoy, no quiero ni ser princesa –porque en el fondo de mi realidad ya lo soy, aunque mi nombre siga sin tener z-, ni ser presidenta –que eso da mucho trabajo, y muchos peinados, y muchas sonrisas, y mis dientes no son muy fotogénicos-. Lo he pensado mucho, más bien lo he soñado bastante, y yo lo que quiero ser es Primera Dama. A lo Bruni. Que a lo Hillary… vienen las becarias en el pack. Y yo a mi Clark no lo comparto.

Estos días ya me he estado visionando –con mis gafas de visión nocturna- como Primera Dama y es genial. Aunque lo de ser verde le quita glamour, que parecía que de un momento a otro iban a aparecer los caza fantasmas y que moquete se iba a enamorar de mi -y luego contábamos nuestra historia de amor en el Diario de Patricia, que volvía a estar en la parrilla-. Si… ya sé que cuando sea Primera Dama –es un hecho, lo voy a ser-, también tengo que sonreír, pero para cuando mi Clark sea Presidente del Gobierno o de lo que sea, que tampoco es cuestión de apellidar, espero haber solventado ese problema.

viernes, 11 de noviembre de 2011

11.11.11 at 11:11:11

No tenía pensado escribir este post, pero me apetecía comentar con vosotros el extraño fenómeno del día de hoy. Sí, hoy es el día del número Once. Apenas quedan minutos para que "el día de los palitos" concluya. He oído decir que a las 11 horas y 11 minutos, tenías que pedir un deseo. Y eso he hecho. A la media hora, he recibido una señal que puede indicar que se cumpla. Parece broma, pero os juro que es verdad, porque, en ocasiones... pido deseos.


Justo entonces me he preguntado por qué tenemos que pedir deseos en momentos así, si en realidad nos pasamos la vida deseando cosas. ¿Las deseamos en serio? 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

It´s me!!!!

No sé por dónde empezar. Quiero contar muchas cosas sobre mí a la vez... ¡serán las ganas con las que comienzo este proyecto!


Nací en Madrid un día de San Fermín de hace algo más de veinte años -que no es nada, como dice el tango argentino- a las seis de la tarde. Sí, después de la siesta, que, por mucho que me sienta más europea que española, ciertas costumbres las llevo muy arraigadas. No lo hice sola. Fuimos dos; y, desde esa misma tarde de tormenta en que el mundo supo quién era yo -Mary-, no entiendo la vida si no es "en pareja".


Tengo el corazón dividido entre Londres, que me encanta y donde me siento como pez en el Támesis -esperemos que no con tres ojos, aunque llevo el hecho de tener cuatro con mucha dignidad- y París, ciudad de la luz. Ciudad de La Sena. De verdad, su iluminación es única, y yo, una enamorada del país, su cultura, su gastronomía -menos de sus quesos, que, ¡qué se le va a hacer, no me gusta el queso!-, su historia y su lengua - soy francoparlante impulsiva-, veo la ciudad a través de mi objetivo. Todo merece una fotografía, todo merece que te detengas a observarlo, a mirarlo, a entenderlo, y a captar su luz.


La Seine

martes, 8 de noviembre de 2011

No me llames Virginia... Llámame Vir


Hola, soy Virginia Seseña. Hace poco tiempo que abandoné el mundo blog, concretamente hace un mes y una semana. En realidad el mundo blog me abandonó a mí cuando salí por los tornos de la Ciudad Financiera y mi tarjeta se desactivó, y de ella nunca más se supo. Bueno, no supe yo… que supongo que habrá otro be mayúscula (B), que estará haciendo uso de ella, y de los 76 céntimos que en ella quedaron en representación de mi persona. El caso, es que ahora vuelvo. La buena noticia… que lo sigo haciendo en buena compañía. La mala… que en este tiempo no he ganado ni un ápice de equilibrio.

Así que para bien o para mal, vuelvo para haceros partícipes de mis aventuras y desventuras. Y para que las encontréis sentido -si es que lo tienen-, aquí va un poquito de mí o un sumario de Vir. Comenzamos:


- Pienso –en ocasiones, ya que no veo muertos- por lo tanto creo que existo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Hola a todo el mundo

Desde Ginger a las 2 damos la bienvenida a nuestros lectores, a quienes irán dirigidas nuestras divagaciones de la vida cotidiana. ¡Esperemos que os guste!