viernes, 15 de marzo de 2013

De SuperCélula a Vir



Hola Fans. Aunque yo lo de fans no lo digo literalmente como mi compi Mary, que mis fans son como los trabubus. O como los gnomos verdes que ve la madre de la niña repelente. O puede que incluso sean como las meigas, que haberlos haylos, aunque yo no los vea. Lo cierto es que ni tengo Club, ni me mandan ramos de flores, ni mensajes sin licencia en busca de derecho a roce. Nada. Creo que ni siquiera Clark es mi fan. Y a estas alturas ya debería serlo, digo yo. Un despropósito más en mi vida. Suma y sigue.

jueves, 14 de marzo de 2013

Fenómeno fan

Hola, ¿qué tal? Llevo seca de inspiración varias semanas y la verdad es que quería escribir algo, no sabía muy bien el qué. He pensado en hacer como los abuelitos y hablar de la vida así, en general, pero no, ¿quién quiere hablar de si hace frío o calor o de si las cosas van a mejor o peor, pudiendo hablar del fenómeno fan?
 
 
 
Lo que todos los mortales entendemos por "Fenómeno fan" es la aclamación a un ídolo. Lo hemos visto millones de veces. El más reciente, ayer en el Vaticano cuando la gente gritaba: ¡Papa, Papa, Paaaaapa...! También en referencia a ello hay unas imágenes muy duras grabadas en mi cabeza de las fans de Take That. Puede denominarse "Trauma infantil" perfectamente.Os dejo la prueba. Me gustaría comentar este video más detenidamente, pero no me siento capacitada para hablar después de verlo. Mirad y lo entenderéis:
 
 
Mi amigo Gonzalo, estará, posiblemente, encantado con este post, pero a mí me resulta muy duro hablar sobre el tema sin agobiarme... aunque luego siempre acabamos riendo los dos. Pues bien, tengo que contaros una cosa: soy muy dada al fenómeno fan. No me refiero a ir a esperar al aeropuerto a Justin Bieber ni a dormir en la calle una semana para estar en primera fila en sus conciertos. Gracias a algún ser supremo, gracias al Universo o gracias a mi lucidez, nunca he sufrido esos momentos de enajenación mental. Yo a lo que me refiero es a los fans que le salen a una. Soy una chica muy sencilla y muy normal. No soy un festival del humor andante (aunque tampoco una seca), no soy una top model ni mucho menos; pero tengo un don: me salen fans sin yo quererlo. Es una situación un tanto incómoda que una no sabe gestionar ya que, queriendo ser amable y educada, intenta escaquearse como sea de ese marrón, algo que resulta tan imposible que tiene que recurrir a esa sequedad de la que no esperaba hacer gala. Por eso, a través de estas breves líneas hago un llamamiento a toda esa gente que se hace fan impulsivamente y les ruego que busquen otros métodos menos invasivos, y si los usan, que no se quejen después, pues resulta difícil ser agradable con quien usa técnicas desagradables.
 
 
 
A los demás fans, a los "fans sanos", como os llamo yo, os deseo muy buen fin de semana y un brindis a vuestra salud: ¡Chin, chin! 

domingo, 3 de marzo de 2013

¡Cuánto drama!


¡Cuánto drama!
 Con estas nieves una es incapaz de animarse a salir. No, Vir, no me he vuelto vigoréxica, pero es que no iba a tener las ideas tan claras en todos los aspectos de mi vida... y no sabía qué contaros que os interesase mucho... Y como sigo bien sin saberlo, pues he decidido aparecer por aquí y que sea lo que Dior quiera.
Hablando de Diores... tengo mucho que opinar. En primera instancia, me gustaría discrepar con todos vosotros -no me apedreéis- sobre los premios Goya. Dudo mucho que si Maribel Verdú (por poner nombres) hubiese ido en chandal, o con ropa de Primark, se le hubiese aplaudido. Estaba en un lugar donde se exige una etiqueta, requisito que cumple todo el mundo. Dicho esto, diré que su Dior o su Loquesea, es un préstamo. Las marcas ponen a disposición sus prendas para que en estas ocasiones se luzcan, como en las revistas, cuando vemos una selección de prendas, o una sesión de fotos con una modelo luciéndolas.
Por otra parte, apoyo el papel del intelectual -entiendo que se trata de una persona que se dedica a la cultura: cine, teatro, música, pintura...-, el cual, como en su momento hizo Zola a finales del siglo XIX, puede y debe ayudar a denunciar la situación social en la que quienes consumen sus productos se encuentran. Creo que en su momento de hablar, cuando a alguien se le da la palabra, tiene el derecho a decir lo que le parezca y ¡ojo! tanto si es bueno, como si es malo, también tiene la obligación de responsabilizarse de lo que diga.
Considero que es una gran responsabilidad y agradezco que se acordase no sólo de su familia como hace todo el mundo, sino también de las personas que lo están pasando mal. Por otra parte, considero que los chistes de la presentadora, sobraban llegados a un punto -más allá del discurso de apertura- y que la gala se hubiese desarrollado más festiva y rápidamente si se hubiese prescindido de ellos.
En la línea de los Diores -y de los pordiores-, llevo una semana diciéndome: "Jennifer Lawrence? Really?" Como os prometí, comentaré los Oscars, aunque brevemente, porque